jueves, 30 de octubre de 2008

JUGARON A MUERTE

La violencia es el uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona, un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastorno del desarrollo o privaciones. Sí a dicho concepto se lo enmarca en un ámbito meramente deportivo, más precisamente dentro del escenario del deporte pasión de multitudes y transportándolo a pequeñas Ligas de nuestro país, se obtiene el puntapié inicial: Violencia en las Ligas Regionales de Fútbol.
En los últimos tiempos la esencia y base del fútbol como parte de un juego se ha perdido por completo. La arista lúdica y la sana competencia han quedado a la vera del camino y la nueva ideología futbolística solo admite un objetivo: ganar, no importa a que precio, ni las consecuencias que conlleva. Es aquí donde la violencia entra en escena, porque la tolerancia frente a la derrota es ínfima, y las situaciones de delirios colectivos provocados por los mismos estúpidos de siempre que hacen del querer agredir un arte y un divertimento, se vuelven un ritual de los domingos.
Recordado es el episodio que sufrió la Liga Rosarina (una de las más fuertes e importantes dentro del Consejo Federal) hace aproximadamente 2 meses atrás, cuando tuvo que suspender el torneo en todas sus divisionales y categorías, habido cuenta de la insostenible ola de violencia, y decretando además la clausura de varios estadios que no contaban con las normativas de seguridad y con la amenaza de expulsión a los clubes que ocasionasen disturbios. Hoy las cosas marchan bien, pero nada garantiza hasta cuando.
Ejemplos aislados hay por miles, y la Rafaelina no es la excepción a esta regla. A mediados del año pasado, vivió su capítulo negro cuando se tuvo que suspender un encuentro entre Quilmes y Unión de Sunchales, debido a que un jugador visitante recibió un piedrazo de la tribuna local.
Ocurre seguido y en todos lados. En marzo de este año, durante el Torneo Apertura de la Liga del Norte, hubo serios sucesos de violencia en el clásico entre Estrella Norte y Catamarca, cuando las parcialidades se enfrentaron. Pedradas, corridas y armas de fuego fueron el decorado de la situación.
Y no solo los hinchas, sino que la locura generalizada a veces involucra a dirigentes también. Como en Chacabuco, cuando el presidente de la Liga que lleva ese nombre, se agarró a golpes de puño con un entrenador durante una jornada de selecciones menores. Si bien se desconocen las causas, la noticia fue difundida por todos los medios.
Y más cerquita también. La Liga Regional Sanlorencina de Fútbol (ubicada a 16 km. de la ciudad Cuna de la Bandera) es una de las víctimas más frecuentes de la violencia, encontrando en la temporada 2006 su capítulo más bochornoso, al quedar el casillero de Campeón vacío. Ese año, el certamen debió suspenderse en instancias de semi-final a causa de una incontenible situación de hechos vandálicos.
Este año también se registraron actos de violencia, y las estadísticas señalaron que en 1 de cada 3 fechas se suspendió al menos un partido por tal motivo. “No estamos dispuestos a seguir poniendo en riesgo a los que forman parte de Santa Catalina, ya sean dirigentes, padres, jugadores o técnicos. Velamos por una seguridad, que hoy no está garantizada”; así explicó Adrián Bernaus, Secretario del Club Santa Catalina de Capitán Bermúdez, institución que fue escenario de la más cruenta de las jornadas en este 2008, dentro de la Sanlorencina: 15 minutos de gresca entre jugadores e hinchas, con intervención de la fuerza policial, que derivó en algunos heridos e internados con lesiones graves. Este hecho sucedió a comienzos de septiembre, en el partido entre Santa Catalina y Beltrán Fútbol Club.
“Creemos que es la Liga la que debe tomar las medidas necesarias y pertinentes para terminar con todo esto; para cuidar a quienes la conformamos (los clubes) y para dejar de perder prestigio frente a los ojos de los demás”; de esa forma sentencia Bernaus, su parecer con respecto a la solución para este problema.
“Es un síntoma más de una sociedad enferma”, así lo sintetizó José Bonifacio, presidente de Barrio Las Quintas, uno de los clubes más humildes de la Liga y que tiene sus instalaciones ubicadas en un barrio carenciado de Capitán Bermúdez. “Los guapos son los que tiran caños, no los que pegan piñas. Así me enseñó mi padre, así lo aprendí y de esa forma queremos inculcarlo, pero la sociedad es otra, la cabeza de la gente es otra”.
“Los inadaptados de siempre”. Un triste latiguillo que refleja una triste realidad. Lamentablemente, se hizo común en el mundo del fútbol, escuchar esta frase. ¿Por que utilizar la palabra siempre?; tenemos que acostumbrarnos a que estos personajes de siempre destruyan poco a poco la pasión de multitudes. No hay que acostumbrarse a los torneos de los asteriscos, de los partidos suspendidos, a la quita de puntos o a los encuentros sin público, todas consecuencias de lo que producen este grupo, que no se adapta a las conductas del fútbol.
No te enojes Diego, pero hay que contradecirte. La pelota se empezó a manchar, y los rastros de sangre comienzan a aparecer en los gajos de la redonda. La violencia no encuentra límites, ni frenos y se ve difícil la manera de encontrar como limpiar esas manchas. Porque el fútbol regional hace rato que entró en un túnel, pero al final del camino no se ve ninguna luz.




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